Los celos, como cualquier otro tipo de sentimientos, ya sea el amor, el odio, el deseo o el rencor, son emociones naturales que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. De este modo, se pueden tener celos de cualquier persona, sea pareja, alguien de la familia, algún amigo o amiga, compañeros de trabajo, etc. Los celos no son un patrimonio ni de hombres ni de mujeres, ya que ambos los sentimos, o más bien los sufrimos, y a cualquier edad. Una sus principales características es que se perciben de forma subjetiva, por eso ante la misma situación no todos reaccionamos por igual. Y aunque, como decía antes, son emociones naturales, el problema comienza cuando controlan nuestra vida, nos perturban y deterioran nuestra relación ya sea de pareja, familiar o de amistad. Conviene aclarar respecto a los celos que no cualquier persona es proclive a sentir celos. La persona celosa suele ser insegura y tener una autoestima muy baja, de ahí que dude de la persona querida que tiene a su lado y le cueste creer que otro pueda estar interesado en él o ella y que le quieran. Esta inseguridad le lleva a desconfiar totalmente de su pareja, o del ser querido. Se va cuestionando cosas y poco a poco desconfía absolutamente de todo lo que dice y hace, esto le lleva a necesitar un control total sobre la otra persona, comenzando a realizarle miles de preguntas para intentar pillarla en alguna contradicción, aunque teniendo en cuenta que con el acoso al que someten es fácil cometer algún error, pero no por mentir sino porque la ansiedad que genera esa situación hace que ya no se sepa lo que decir. Cuando comienzan los celos a convertirse en obsesión, la persona celosa se deja llevar por su imaginación e incluso puede acusar a su pareja de cosas que no son ciertas y que ni siquiera puede demostrar. Simplemente empiezan a aparecer pensamientos, normalmente negativos y referentes a un supuesto engaño, y llega a considerarlos ciertos sin que nadie pueda convencerle de lo contrario. Vive con un sentimiento continuo de temor a ser engañado o de que aparezca una tercera persona que sea la causante de su abandono, cuando el problema ha surgido y se alimenta de su propia inseguridad y obsesión, sin base en la realidad. A veces las personas que tienen celos no necesariamente los han tenido desde siempre, ya que pueden haber sido provocados por anteriores relaciones donde hayan sido abandonados o engañados, y esto les ha hecho desarrollar esa desconfianza y estar permanentemente vigilantes. En otras ocasiones los celos pueden venir del temor a estar solo; esta soledad origina una angustia enorme y aparece el temor de perder a la otra persona. El darse cuenta de que no se es indispensable es algo difícil de llevar, pero esto acompañado de la soledad que implica puede llegar a resultar horrible. Uno de los problemas de las personas celosas es que su inseguridad les lleva a pedir a su pareja que lo quiera de modo incondicional, piden una y otra vez que se les apruebe y reafirme, algo que es difícil de mantener de forma continuada. Aunque parezca lo contrario, los celos no son amor, sino más bien un conjunto de sentimientos como inseguridad, posesividad, dependencia emocional, falta de autoestima, necesidad de controlar a la otra persona, miedo a la soledad, etc. Y todos estos sentimientos se alejan mucho del amor. Cómo se puede decir que una persona que coarta la libertad de otra, que desconfía sin motivo real, hasta el punto de que todo lo que observe o le digan sirve para sospechar y crear ideas que se apartan de la realidad, actúa en base al amor. Cuando esto es así, lo único que hace es provocarse un gran daño a sí mismo y a la persona que se supone que ama, generándole impotencia y malestar. Las personas no pertenecen a nadie, todos somos seres individuales y nadie tiene el derecho de ser el dueño de nadie. No se puede obligar a nadie a dar explicaciones de qué hace, dónde está o con quién, sino que hay que tener la suficiente confianza para no dudar y esperar a que la otra persona nos cuente sus cosas, aunque cuando los celos rondan cerca, probablemente dé igual lo que nuestra pareja nos cuente porque siempre estará la duda de si nos estará mintiendo. Todo esto lleva a un círculo vicioso, porque cuanto más se persigue, agobia y más deseos de control tiene la persona celosa, más querrá separarse de su lado la persona amada. Así que, tenga en cuenta que o pone remedio a sus celos, o en lugar de mantener cerca a la persona que quiere, va a terminar por perderla irremediablemente. Fernando Bermejo. ¿Necesitas Ayuda? Entra en Tu psicólogo online y Tu psicólogo al teléfono. Estamos cerca de ti.
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